
La realidad del CISO: desafíos en la protección empresarial
En un entorno empresarial cada vez más digitalizado y expuesto, la pregunta ya no es si una organización será atacada, sino cuándo y cómo sucederá. La escalada en frecuencia, sofisticación e impacto de los ataques de los ciberdelincuentes obliga a las empresas a elaborar estrategias de seguridad para proteger su activo más valioso: la información. En caso de haber un incidente, el coste reputacional y económico puede ser devastador.
Aquí, la figura del Chief Information Security Officer (CISO) es clave. Ha dejado de ser un rol técnico en segundo plano para convertirse en una pieza clave de la estrategia corporativa. Ya no se trata solo de proteger sistemas, sino de garantizar la continuidad del negocio, la confianza de los clientes y el cumplimiento normativo.
La situación de incomprensión del CISO
Con todo lo indicado anteriormente, la ciberseguridad debería entenderse como una prioridad empresarial.
Sin embargo, el escenario real que encuentra en ocasiones el CISO dista mucho a cómo debería ser. A pesar de la gran responsabilidad que conlleva dirigir la seguridad en una Organización, en ocasiones vemos como el CISO se encuentra con numerosas barreras a la hora de poder llevar a cabo las estrategias de seguridad.
Algunos de los inconvenientes – entre otros muchos – a los que se enfrenta de forma diaria el CISO, son los siguientes:
- Dificultad para alinear el equipo de seguridad con la alta dirección: En muchas ocasiones, la alta dirección no concibe la importancia del área de Ciberseguridad, ya que tienen una visión enfocada principalmente en el negocio, por lo que el CISO debe traducir los riesgos técnicos en términos comprensibles para la alta dirección
- Falta de inversión en ciberseguridad: Esto no es más que una consecuencia del punto anterior. Al no comprender la importancia de los riesgos en materia de seguridad de la información, no se dedican los suficientes recursos al CISO para llevar a cabo todas las estrategias.
- Falta de concienciación en la Organización: En numerosas ocasiones, los trabajadores de una empresa desconocen las políticas y procedimientos de seguridad, como por ejemplo, cómo actuar ante un incidente de seguridad. Es fundamental formar a empleados y directivos para poder solventar a la mayor brevedad posible cualquier incidente que pueda surgir.
- Adaptación constante a nuevas amenazas: Las amenazas avanzan a un ritmo vertiginoso y el CISO debe estar, en la medida de lo posible, actualizado sobre las nuevas corrientes de ataques.
- Gran cantidad de regulaciones en materia de Ciberseguridad y protección de datos: Cada vez se elaboran más leyes de obligado cumplimiento que pretenden reforzar la seguridad de la información (NIS2, DORA, RGPD, etc.). El CISO debe traducir estos requisitos legales en políticas técnicas y organizativas efectivas.
- Presión por alinear la seguridad con la agilidad del negocio: En muchas áreas, se ha trabajado tradicionalmente con procesos en los que la seguridad apenas ha tenido cabida. Es fundamental involucrar al CISO en los distintos proyectos que se llevan a cabo en la Organización para garantizar la seguridad y la continuidad de las operaciones.
Independencia y posicionamiento del CISO
Como hemos indicado, el cargo del CISO trasciende el departamento de TI, ya que sus funciones son cada vez más transversales a todos los procesos de la organización. Por ello, es necesario que se encuentre en lo alto de la jerarquía de la organización para poder operar con autonomía e independencia. Esto es crucial para conseguir garantizar una gestión objetiva de los riesgos de seguridad y evitar conflictos de interés. Un CISO independiente puede evaluar los riesgos y aplicar medidas de seguridad sin verse influenciado por intereses ajenos.
Por ello, es necesario:
- Acceso directo a la alta dirección o al consejo de administración. El CISO necesita visibilidad estratégica, poder elevar incidentes, solicitar recursos y trasladar riesgos al comité ejecutivo sin pasar por filtros intermedios.
- Autoridad transversal: Para que una empresa adopte una correcta postura de seguridad, se debe contar desde el inicio de todos los proyectos con el equipo de Ciberseguridad.
- Capacidad de evaluación sin conflictos de interés.
Este posicionamiento permite al CISO actuar como garante de la resiliencia digital y no solo como gestor operativo de incidentes.
Conclusión
El CISO actual ya no se ocupa únicamente del departamento de TI; es un líder estratégico que protege el valor y la continuidad de la empresa. Debe tener la capacidad para transmitir tanto a la alta dirección como al resto de áreas todos los riesgos, sean más o menos técnicos, así como una visión transversal del negocio.
Aunque se percibe un aumento de la importancia de la seguridad en algunas organizaciones, el CISO sigue sin tener la visibilidad necesaria para garantizar la seguridad de toda una organización. Por ello, dotarlo de los recursos, autoridad y autonomía necesaria es esencial para que las organizaciones puedan afrontar con éxito el complejo panorama de la ciberseguridad actual. Ignorar su papel es un riesgo que ninguna empresa moderna debería asumir.
Manuel Monsalve
Govertis, parte de Telefónica Tech